Había empezado por los pies, mis dedos y mis tobillos estaban tapados de agua, subía despacio a penas sin sentirla, sin temperatura, centímetro a centímetro iba apoderándose de mi cuerpo lenta y pausadamente, pero sin violencia.
El agua se había apoderado de mi habitación, de mis sueños, de mi vida. En pocos minutos estaba viviendo sumergida en el pantanoso fondo de mi particular estanque. Un fondo de lodo y problemas. Sumergida, hundida... sumergida, más hundida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario