En tu cuerpo no hay horarios. Es un todavía donde tus pechos contonean hambre de deseos y fines de semana ocupados. Es contra tu cuerpo de ropa planchada donde quiero contonear mi poesía de bosques y andamios, levantando versos con evidencia de justicia y alaridos descorchados... justa elevación sin ningún leve castigo.
Pienso que los labios de tu voz, es la metáfora del axioma que contonea la culminación de tu cuerpo... tanta belleza e imaginar que nunca termina, donde un beso, un simple beso, nunca haría justicia.
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