jueves, 21 de abril de 2011

supervivencia. Manuel López Galán

En la lejanía mi ser añora el abrazo cálido del lugar que me vio nacer. Tierra amable que acoge a sus hijos pródigos, sin recriminaciones por el tiempo perdido.
Una de c la y otra de arena.
Nos mima en el atardecer, nos cierra los caminos de la mañana.

Todo empieza con un pequeño viaje, tus padres te preparan una "hortera" con comida para excursiones en la que no faltan caprichos varios. Todos recordamos ese dulce de bollería industrial que nos alegraba la hora de la comida.
Los lugares y edificios siempre estaban en un segundo plano, por que nuestro interés se centraba en pasárnoslo bien con nuestros compañeros. Todo estaba pensado y organizado hasta un límite que tiende al infinito, es todos una ¡super! vivencia.

El pequeño soñador pasa a ser un soñador pequeño, al que le atrae la idea de viajar, cualquier recóndito lugar de este planeta le llama la atención, y el nómada que en todo hombre existe impera sobre el sedentario. Pero nuestra autosuficiencia nos limita, estamos verdes en este mundo de adultos, pero quizás eso lo haga aún más emocionante. Nos encanta demostrar que somos capaces de todo, y disfrutamos con nuestra supervivencia.

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