miércoles, 20 de abril de 2011

Asilos. Lugares. José Molano

En estos lugares llenos de ancestros, el reloj se detiene, pero no el tiempo. Ya tienen su historia, esperan el momento.
Una llamada rompe el silencio:
-Manuel, es para usted.- los nervios le invaden, atenazan su cuerpo.
-Hola papá, el domingo nos vemos.
Una lágrima cae por un surco campero, una gota que riega su corazón seco.
Ahora caeran los muros de esta cárcel de viejos, ahora andará el reloj aunque sea un momento, ahora se escribe un renglón en la historia de un muerto.

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