miércoles, 20 de abril de 2011

Al gabinete. Lugares Paco Gálvez

Tuvieron suerte. Lograron el lugar más recóndito. Durante tres horas, tres, la lidia amorosa transcurrió sin más sobresaltos que algunas bromas picantes susurradas a gritos por mor de las estridencias de la música y el gentío... entre arrumacos, les dio la hora.
Salieron del pub. Las tres manzanas hasta la casa de ella fueron una continua sucesión de bisbiseos, chascarrillos y cosquillas bien dirigidas; y culminaron con un kilométrico beso en el portal.
Ella se adentró hasta el ascensor, se volvió y lanzó un beso parsimoniosamente con la mano. Luego desapareció.
Él permaneció unos segundos abobado. Giró luego a la izquierda con la cabeza gacha e inició su andas.
De repente, se le iluminó la mirada, comenzó a contonearse y a bailotear unas especie de claqué, mientras canturreaba:
¡¡bares, qué lugares!!!

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